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Constructoras de Paz. El camino de las mujeres firmantes tras 7 años del Acuerdo de Paz

Han transcurrido 7 años desde que se firmó el Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera entre el Gobierno colombiano y las FARC-EP. Un acuerdo pionero a nivel mundial por su inclusión del enfoque de género de manera transversal. Este logro ha sido posible gracias al activo papel desempeñado por el movimiento de mujeres, cuya participación significativa alcanzó el 46% en la mesa de negociación. Asimismo, las mujeres representaron el 60% de las delegaciones de víctimas que se desplazaron a La Habana para dialogar con las partes involucradas. Durante estas conversaciones, compartieron sus experiencias y el impacto sufrido durante el conflicto armado, además de presentar sus expectativas y propuestas para la plena restitución de sus derechos.

Esta conmemoración, hace visible, de igual forma, los diferentes elementos que hoy constituyen desafíos para las mujeres que viven en los espacios territoriales, áreas de reincorporación y en general, para las y los actores involucrados en la implementación del Acuerdo a nivel local y nacional. Como por ejemplo la estigmatización; garantías de seguridad; acceso a la tierra, educación y salud; entre otros.


Hoy, resaltamos los avances que han tenido las firmantes desde sus diferentes roles de liderazgo y autonomía, que les ha permitido fortalecer su presencia en la vida social, política, económica y comunitaria en los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación – ETCR, en las zonas urbanas y en las comunidades a las que han llegado, donde han fortalecido los lazos con las comunidades y organizaciones sociales y gubernamentales y con esto han avanzado hacia la reconciliación.


Diversos procesos de paz en el mundo han demostrado que lograr la participación activa de las mujeres excombatientes en la etapa de negociación y en la implementación de los acuerdos, tiene un efecto directo en la sostenibilidad de la paz, el fortalecimiento de los lazos de convivencia con las comunidades receptoras, el fortaleciendo el tejido social y una disminución de las posibilidades el retorno a las armas a través de las disidencias.


Algunos avances en clave de reincorporación


En el ámbito político, las voces de las mujeres han resonado en los espacios de toma de decisiones, como los comités de género, las cooperativas de firmantes de paz y en las elecciones municipales donde han sido candidatas y electas[1]. Ellas han impulsado la inclusión de sus derechos como mujeres y como firmantes de paz y la perspectiva de género en políticas clave, como el CONPES 3931 de 2018, a través del cual se incluyeron 18 medidas afirmativas de género y para las mujeres, promoviendo un enfoque más integral y equitativo en la construcción de la paz.


Valentina Beltrán ha sido Representante Legal del partido Comunes; Sandra Ramírez, es Senadora de dicho partido en el Congreso de la Republica; Manuela Marín, es delegada de Comunes, ante la Comisión de Seguimiento y Verificación (CSIVI) —ente responsable de hacer seguimiento al cumplimiento de los Acuerdos de Paz—; Isabela Sanroque hace parte de la Instancia Especial de Mujeres[2], por mencionar algunos nombres. Sus esfuerzos no son solo individuales, sino especialmente colectivos. Uno de los principales aprendizajes de este proceso de paz, ha sido el acento que han puesto las y los firmantes en el trabajo conjunto. Su apuesta por mantener formas asociativas solidarias y comunitarias para la gestión de su desarrollo local y organizativo y también para el difícil camino de la sostenibilidad de los emprendimientos productivos autónomos y rentables. Por eso, reconocemos nombres como el de la Coordinadora Nacional de Mujeres – CONAMU y la Plataforma Nacional Mujeres Populares Paz y Territorio, además de expresiones regionales como las Manuelitas de Cauca y de Cali, ANAPAZ en Bogotá, Soberanas de la localidad de Bosa en Bogotá, ASMUPROPAZ en el Caquetá, Dama Verde en La Guajira, quienes representan algunos ejemplos.


La participación de las mujeres en las elecciones regionales que se realizaron el 29 de octubre de 2023 en Colombia, dejaron como resultado en el país 6 mujeres gobernadoras, 145 alcaldesas electas, 81 diputadas y 2.265 concejalas. Un aumento importante frente a años anteriores en donde se registraba 6.3% (2019), 15.6% (2015) de mujeres ocupando cargos de autoridades locales, frente al 18.3% registrado para el presente año. De estas votaciones resaltamos la elección de Marisol Agatón Morera, firmante de paz elegida concejala del municipio de Venecia en Cundinamarca. Igualmente es importante señalar la incidencia que las firmantes de paz tuvieron en la construcción del Plan de Acción Nacional de la Resolución 1325, para que sus voces, necesidades e intereses quedaran incluidos en dicho Plan.


Económicamente, las mujeres firmantes han emprendido iniciativas que no solo han mejorado sus condiciones de vida, sino que también han contribuido al desarrollo sostenible de las comunidades en las que residen. Proyectos que van desde la agricultura, las confecciones, hasta las artesanías, han demostrado el potencial transformador de la participación activa de las mujeres en la economía local. Según información de la Misión de Verificación de las Naciones Unidad en Colombia, hoy se reconocen a 177 cooperativas mixtas de excombatientes en todo el país, 45 cuyas representantes legales son mujeres. Además, 17 organizaciones de firmantes de paz a nivel nacional están compuestas exclusivamente por mujeres.


En el ámbito social, se ha observado un impacto positivo en la cohesión comunitaria. Las mujeres han liderado esfuerzos para abordar problemas como las violencias basadas en género, la estigmatización, la reconciliación y la reincorporación comunitaria, fortaleciendo así el tejido social en los territorios afectados por el conflicto.


Grandes avances con inmensos desafíos

«Después de la firma del Acuerdo de Paz, me ha ido bien y mal. Bien, porque comenzamos una nueva vida, una nueva etapa, un nuevo proceso; pero mal, porque ha sido muy difícil adaptarnos a la vida normal. Creo que poco a poco lo hemos venido asimilando, y quiero decirles que seguimos en este desafío» Luz Herminda Velandia Sarmiento, firmante de paz

A pesar de los significativos avances logrados por las mujeres firmantes del Acuerdo de Paz en Colombia, se perfilan desafíos monumentales que requieren atención inmediata y acciones coordinadas. Estos desafíos abarcan diversos aspectos que afectan la vida cotidiana y el desarrollo integral de las mujeres, sus familias y comunidades, en los territorios afectados por el conflicto:


Autonomía Económica:

La falta de condiciones laborales y de generación de ingresos que garanticen la autonomía económica de las mujeres persiste como un desafío importante. Se requieren políticas y programas que fomenten oportunidades laborales sostenibles y promuevan el emprendimiento femenino.


Según el balance técnico del Consejo Nacional de Reincorporación[3], de un universo de 2958 mujeres y 8208 hombres caracterizados, las mujeres en su mayoría 35% (1025) están dedicadas a las labores del cuidado, en menor medida a proyectos independientes 15% (459) o productivos 12,4% (369) y un 49% no recibe una remuneración por estas actividades.


Adicionalmente, la mayoría de hombres 5368, de mujeres 1628 y población de los sectores LGBTI 64, reportan que dependen económicamente de apoyos asociados a la reincorporación. Esto evidencia la falta de condiciones para garantizar una transición digna al ámbito laboral de las y los firmantes.


Violencia Basada en Género:

La violencia basada en género, particularmente en entornos rurales, sigue siendo un problema crítico. Es crucial abordar las condiciones estructurales patriarcales y garantizar que las mujeres conozcan y confíen en las rutas institucionales para denunciar y combatir la violencia de género.


Carga de Cuidado:

La carga excesiva de cuidado de niños, niñas y personas dependientes constituye otro obstáculo. Se requiere una oferta institucional sólida y equipamiento comunitario para abordar estas necesidades y aliviar la presión sobre las mujeres.


Estigmatización:

La estigmatización de las mujeres firmantes sigue presente. Es importante implementar estrategias para desmontar estereotipos y promover la reincorporación social sin prejuicios.


Apoyo Psicosocial:

La falta de apoyo psicosocial es una carencia significativa. En el Balance Técnico encontramos que una de las principales barreras para el acceso es la inexistencia de la oferta institucional (6.5%), el desconocimiento (5.9%), el limitado acceso a la información (5.8%), la oferta institucional no responde a las necesidades y expectativas (5.3%) y la desconfianza hacia la institucionalidad (2.7%).


Programas y servicios específicos deben estar disponibles para promover la salud mental de las mujeres.


Fortalecimiento de Liderazgos y Organizaciones:

El fortalecimiento de liderazgos y organizaciones de mujeres, tanto a nivel administrativo como en la elaboración de proyectos, es esencial. Esto implica capacitación, recursos y apoyo institucional.


Hasta el momento, según el Balance Técnico, 1025 mujeres se encuentran participando en proyectos colectivos y 1100 en proyectos individuales, mayoritariamente en el sector pecuario (1063) y agrícola (500). Del total las mujeres (2958), 1491 hacen parte de una cooperativa.


Factores de Riesgo:

La presencia de grupos armados y disputas territoriales en algunos lugares del país representa un riesgo para las mujeres. A la fecha, según el informe de la Misión de Verificación de la ONU, 11 mujeres firmantes de paz, han sido asesinadas desde la firma de los Acuerdos y muchas siguen recibiendo amenazas por el ejercicio de su liderazgo. Es fundamental abordar estos factores de inseguridad para garantizar un ejercicio seguro de su liderazgo.


Acceso a Tierra:

La falta de acceso a titulación y propiedad de la tierra limita las oportunidades económicas y la seguridad de las mujeres. Según el Balance Técnico, el 65% de ellas laboran en predios que no son propios y 1633 del total se encuentra en espacios rurales. Estrategias para facilitar este acceso deben ser implementadas para empoderar a las mujeres en la gestión de recursos.


En resumen, tras 7 años de la firma del Acuerdo de Paz, las mujeres firmantes han demostrado resiliencia, liderazgo y un compromiso inquebrantable con la construcción de un futuro más pacífico, como lo señala Isabela Sanroque en el libro ‘Somos Limpal. 25 años de historias de mujeres defensoras de la paz y la libertad en Colombia”: «no es una voz arrepentida, al contrario, todas muy orgullosas, seguras de su posición política, pero muy comprometidas con la defensa del acuerdo, con la paz y con la lucha de las mujeres». Sin embargo, es necesario seguir trabajando para superar desafíos persistentes y garantizar que las mujeres continúen desempeñando un papel central en la consolidación de la paz.

[1] En Cali, una mujer firmante fue elegida para la Junta Administradora Local y en Cauca fue elegida una concejala en Argelia, según información de la ARN. [2] Mecanismo creado por el Acuerdo de Paz para hacer seguimiento a la implementación con perspectiva de género. [3] Información tomada del “Balance técnico sobre avances, retos y desafíos para la implementación y transversalización del enfoque de género en el proceso de reincorporación de mujeres y personas de los sectores LGBTI” del Consejo Nacional de Reincorporación.


Con apoyo de ONU Mujeres Colombia.

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